domingo, 9 de mayo de 2010

Trazos y color

En el espacio negro de la noche
la palabra se hace rabiosa
se escucha, se habla, se calla
y muerde y arranca.

La palabra revela y transforma
lo real, se vuelve verdugo
se vuelve fin
en el espacio negro de la noche.

El rededor gira, la vorágine
sincera se vuelve victimaria
se cae el símbolo
se exprimen los ojos
comienza el torrente
se teme el vacío,
se teme la nada.

Y así se sabe, se entiende.
Se quiere.

Una página, unos trazos
no hay color, no hay profundidad
no hay vida.

Ella flota sobre el mar
sobre el mar de llanto
en el espacio negro de la noche

Una esperanza, la esperanza
llega con el sol,
sale al encuentro del cuerpo náufrago
después de la tormenta,
después de la catarsis.

La verdad brilla en el cielo,
el mar se torna tibio,
la tierra sale a flote.
Se quiere.

La esperanza coge en sus alas
los cuerpos tristes,
los devuelve a la tierra
¿qué hacer con los trazos en blanco?
ponerle color.

Colorear el vacío
dar vida
dar esperanza
porque todos los miedos se extinguen
en el espacio negro de la noche.
Se quiere.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Tucutín Nocturno

En la noche fría, donde las estrellas no brillan, ni la luna aparece...
en la noche negra de la nostalgia y la melancolía...
en la propia noche negra del alma cansada...
una voz se deja escuchar
un canto triste de un corazón agotado... de soñar
un canto de pena que se une a otro para hacerse fuerte... ante la noche
que finalmente será día... el día que se vea llegar.

(Lima, agosto de 2008)

Zumbido

Y en la distancia de la noche fría, de la noche oscura
la esperanza de un mañana comienza a latir,
a tocar la puerta de los sueños posibles,
a vivir junto a dos corazones cansados, pero vivos.
Fuertes, valientes... distantes, pero unidos
en el dulce abrazo del deseo de felicidad.
Y así deciden vivir la realidad sin miedo,
con el solo motivo de alcanzar el deseo mayor,
de cosechar una preciosa siembra que hicieran al sur: encontrar el amor.

(Lima, agosto de 2008)

Plegaria

poesía que me dueles en las yemas
poesía diminuta y altiva
muérdeme en las venas
rásgame en las heridas
súfreme en el vacío y la calma
llévame al silencio; grítame en la noche
clámame en la luna; ciégame en el sueño
arráncame la palabra y sea mi piel tu papel y tu llanto,
náceme... hazme tuyo y suéltame en el mar... contigo muero

(Lima, octubre de 2005)

Hoc signum

Y fue así que el niño se sentó en la ventana
recogió las piernas y miró a las estrellas
la brisa de la noche le daba en el rostro
mejillas frías
papel al viento
miró sus palmas
sintió el viento
cerró los ojos... silencio
una luz, un mar, un amor
un dolor despierto
uno, uno y dos...
se fue la nada, quedó el desierto
quedaste tú

(Lima, octubre de 2005)

Valseado

vuelvo en tu sueño
una vez como antes
dos y tres pasos
una y cuatro noches
una y seis lunas
la mesa es la misma
la casa la de antes
el lecho ya no es grande
ahora es estrecho
estrecho el corazón

(Lima, octubre de 2005)

Broken Wings

No es mío tu recuerdo ni tu cotidianeidad
No es mía tu palabra, ni creada ni donada
Nada me pertenece de ti… y aún con eso…
Y aún con eso estás
Ni la risa ni la carcajada, ni el verso de tu cuerpo
Ni el calor del frente a frente, ni el silencio ni la imagen
Ni tus dedos que me escriben en la retina
Ni tus labios que me besan la mirada
Nada me quema más que pensarte… y aún con eso…
Y aún con eso vivo estoy
Una noche fría y sola ha caído há tiempo atrás
¿Quién te crees que eres, estúpido gorrión,
esperando
tu
amanecer?
El árbol que te acoge esta noche no es eterno,
ni tus alas lo son…
no lo son.

(Lima, abril de 2005)